24 ene 2016

Fast food del amor


No voy a decir nada nuevo... Nada que no haya anticipado Bauman en "relaciones líquidas", "amor líquido", pero creo que va más allá.
      En la era de las aplicaciones de celulares que te dicen casi todo, como: tiempo, tránsito, período menstrual, etc. El amor también llego ahí. Tinder, badoo, twitter, páginas de citas. Todo parece simple: pones una foto y empezas a hablar con otro que la única herramienta que tenes es su perfil. Y ahí empieza a volverse una vidriera de gente que hace despliegue de lugares, ropa, motos y hasta mejoras con programas de fotos para parecer más "lindo". Todo sin moverte de la casa y apretando botoncitos.
          La charla se da con alguien "coincidente" y acto seguido piden tu numero de WhatsApp para hablar por privado –como si alguien estuviera viendo– y de golpe un perfecto extraño tiene acceso a tu vida privada las 24 hs. Ahora si no accedes, sos una "ortiba", "histerica" y demás. Pero parece que lo privado de la charla no tiene nada que ver con la privacidad de las personas.
          Una vez entablada la charla, en caso de lograrlo y viendo algunos gustos en común, llega la invitación a salir. Ahora bien, si el pibe invita a cenar es casi una invitación explícita a coger. El muchacho se pone en la postura de que si accedes, como va a ser algo caro, luego el premio es el  sexo. Es casi como si la invitación, al ser algo caro tiene que ser recompensada con algo. Una especie de tarifa.
         Ya nadie invierte en conocer a las personas, ni en establecer vínculos, ni menos en conocer gustos. Todo pasa por avatares, fotos, ostentaciones de vida y sexo. Por que hay que decirlo, esta generación masculina, no todos, pero toman que al tener sexo le hacen un favor a la mujer-chica en cuestión. Todo se reduce a un avatar, fotos, ostentaciones, pero poco de relaciones interpersonales. Esta era es tomado al sexo como valor. Cuanto más sexo tenes, mejor. Ya nadie le interesa compartir valores, pedazos de vida.
         Todo se reduce a: ¡quiero sexo, lo quiero ya! Y si no me lo das rápido, no sirve. El fast food del amor si no recibe sexo en poco tiempo, es como la hamburguesa que deja pasar el tiempo y se vuelve rancia. Todo pasa por no aceptar la frustración y que el servicio sea entregado en el menor tiempo posible.
          Una hamburguesa con mucho sexo tántrico, por favor!!!

 Victoria.











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